miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mercados navideños. Suiza.















Estamos en el mes de la Navidad y todo comienza a brillar con sus colores. Cada país tiene sus costumbres y en las ciudades comienza a notarse el espíritu navideño en cada rincón, pero los suizos comparten con otros países de Europa una costumbre encantadora que invita a hacer un buen paseo de compras: los mercados de Navidad. Esta costumbre no es muy vieja pero ha sido muy bien recibida pues todos les gusta pasear entre sus puestos callejeros una tarde de invierno, con cientos de luces alrededor y una multitud de posibles regalos para elegir.

Bien, que de eso se trata. Los mercadillos de Navidad son pequeñas ferias que se arman en todas la ciudades suizas para esta época del año. Es una tradición secular en Baviera y Alsacia, dónde nació, pero como os dije en Suiza tiene apenas treinta años. Comenzamos a ver estos mercados en noviembre, cuando las noches comienzan a ser más largas, y se extienden por todo el país. En un principio estas ferias eran mas bien comerciales pero con el tiempo y al ser tan pintorescas se convirtieron en un punto de atracción para el turista.

El más antiguo de todos los mercados es el “ Montreux Noël”, de Montreux. son 120 casitas de madera con productos artesanales que invitan a comprar, divertirse y disfrutar del paseo con el lago Lemán y las montañas de fondo. Otro mercadillo conocido es el de Basilea, también con puestos de madera que exhiben artesanías y productos agrícolas locales. No son los únicos y es posible que os encontréis con ellos en cualquier rincón de Suiza para estas fechas.

Además, en general encontramos en ellos vino, galletas, hongos, panes con especias, velas, artesanías excelentes que se convierten en obsequios de navidad y ses tipo de cosas. Los mercadillos son una verdadera fiesta de colores y olores tradicionales, un sitio donde pasear cuando el sol baja, bajo miles de luces de colores, con los niños, comprando y disfrutando de algunas de las atracciones que muchos de ellos tienen.

En Zürich hay un mercado techado que está en la estación central de la ciudad.

Descubriendo una ciudad entre los Alpes. Lucerna. Suiza.
















Lucerna situada a los pies de magnífica montañas de más de tres mil metros y a orillas de un lago con su mismo nombre es una ciudad preciosa.

Las aguas del lago se ven surcadas por barcos de recreo, en un marco de aguas apacibles y verdeantes montañas, al lado de la vieja ciudad, de notables edificios que muestran historia, buen gusto y calidad de vida.

El agua es un elemento clave en el encanto de la ciudad. Lucerna surgió en torno al extremo del lago, donde se vierten las aguas al Reuss, afluente del Rin. Uniendo a ambos lados de la ribera, los puentes medievales son un atractivo para los turistas.

Sus calles son acogedoras y con mucho atractuvo para el turista, con edificios adornados de bonitas pinturas. Y en lo alto de la ciudad vieja encontramos las viejas torres defensivas constatando que en este rincón suizo hubo una densa historia

Las bellezas naturales són legión en esta bella ciudad, con asombrosas montañas con nieve perpétua en sus picos y el imparable trasiego del agua en las fuentes y las enbarcaciones en el Lago.

En el plano artístico, la ciudad vieja y la nueva resultan sumamente agradables; no sólo por sus monumentos civiles y religiosos, sino por las poderosas casas de la burguesía local, y los excelentes centros museísticos.

El puente de la Capilla es el más largo de los dos. Tiene más de 200 metros de longitud y es originario del siglo XIV, aunque en agosto de 1993 hubo un incendio que lo destruyo en gran parte. Se reconstruyó rápidamente y ya va adquiriendo la pátina del tiempo.En el centro del Kapelburcke, o puente de La Capilla, se halla la Wasserturm o torre del agua, uno de los símbolos de la ciudad.

Sobre todo en el margen norte de la ribera del Reuss hay una serie de plazas llenas de encanto, en el trayecto que va desde el puente de los molinos al lago.

Paisajes de Lucerna. Suiza.












Lucerna está situada en el corazón histórico de la ciudad y rodeado de impresionantes paisajes de lo que muchos creen que es la 'verdadera' Suiza - cuadros de montañas, lagos, cencerros, pueblos alpinos y prados llenos de Edelweiss.

La tradición de los arboles de Navidad. Suiza.


Aunque el árbol de Navidad tiene su origen en el tiempo de los celtas y aparece en las celebraciones del solsticio de invierno, algunos escritos del siglo XIX ya lo mencionan relacionado con el festejo de Navidad en el Viejo Continente, una de las muchas adaptaciones que el cristianismo hizo ante las costumbres paganas durante la evangelización europea.

Los suizos tienen el hábito de poner y arreglar este tradicional ornamento natural sólo una vez llegada la Noche Buena. La tradición dicta iluminarlo con velas y en torno a él, llevar a cabo cánticos en conmemoración de la llegada de Jesús.

Una costumbre bien arraigada y que le cierra el paso a la influencia de la globalización que dicta iluminar el abeto con lucecitas eléctricas.

Por el contrario, se suele colgar en las ramas del árbol deliciosos chocolates que penden de un lacito dorado y que poco a poco serán degustados por los más golosos del encuentro familiar.