lunes, 25 de julio de 2011

La Catedral de San Basilio. Moscú.




Cuenta la leyenda que el Zar Iván “el terrible” ordenó a los arquitectos Barma y Postnik la construcción de esta catedral, erigida en conmemoración de la conquista del Janato de Kazán. El Zar, maravillado por la obra, les preguntó luego de terminada a los arquitectos si era posible que construyeran algo tan maravilloso nuevamente; cuando ellos le dijeron que sí, el zar mandó a que los cegaran, asegurándose así que no pudieran repetir algo parecido si otra persona se los pedía.
La catedral , situada en Moscú, está formada por nueve capillas que se fusionan en una. Originalmente eran ocho, formando una estrella de ocho puntas, la cual simboliza la Iglesia Cristiana; la estrella enseña el camino a Jerusalén. Cada torre alude también a los ocho santos de los ocho días en los que el Zar batalló para la victoria antes mencionada. Esta maravilla se construyó entre 1555 y 1561.
La Torre más alta se halla en el centro de la construcción, y mide 47,5 m. Las cúpulas de las capillas tienen una curiosa forma de bulbo, y están ornamentadas muy coloridamente, lo cual las hace muy llamativas.
Esta iglesia milagrosamente se salvó de varios intentos de destrucción por parte de varios enemigos: Napoleón (quien quiso destruirla ante la imposibilidad de llevarla a París o de Kaganovich, un colaborador de Stalin que sugirió su demolición, y que afortunadamente tampoco tuvo éxito. El arquitecto P. Baranovsky amenazó con quitarse su vida si se destruía el edificio, lo cual hizo que Stalin desistiera, y que hasta la actualidad podamos disfrutar de esta gloria arquitectónica.
La Catedral es hoy en día una filial del Museo Histórico, y se le han hecho trabajos de reparación a fin de que los visitantes puedan verla en todo su esplendor. Su interior contrasta con su exterior, ya que es mucho más modesto en su decoración, y conserva un ambiente más íntimo y austero, basado en la iluminación tenue, y los diseños florales en colores pasteles. Aunque a sus visitantes les quitará el aliento el iconoclasto de oro de la capilla central, junto a las pinturas de la virgen y su hijo

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