Hase-dera, el templo de los niños perdidos de Kamakura, es uno de los más bellos y conmovedores lugares que se pueden visitar en esta ciudad de la prefectura de Kanagawa en Japón.
El templo Hase-dera está repleto de miles de estatuas de Jizo, el buda patrón de los viajeros y de los niños difuntos, lo cual resulta muy inquietante y a la vez sobrecogedor.
El Hase-dera es célebre en Japón porque muchas mujeres van a colocar allí las estatuas de Jizo tras perder a sus hijos en un aborto o en circunstancias peores. Os aseguro que se te hiela la sangre al pasear por sus jardines y ver cientos y cientos de figuritas.
No obstante, a pesar de estas estatuas un tanto macabras, el Hase-dera es un templo fantástico, con unos jardines y unos edificios maravillosos, de esos que merece la pena pasarse un buen rato explorando.
Tras superar el terrible ejército de Jizo, llegaréis a un edificio impresionante que guarda en su interior una imagen de nueve metros de altura de un Buda Kannon con 11 caras y elaborado en madera tallada. Por lo visto, el templo data del año 736, y según una leyenda, la corriente arrastró la estatua hasta la playa.
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